En muchas ocasiones, como cristianos y sobre todo como personas, podemos sentir que la vida nos golpea, sin duda los embates continuos a que nos somete la propia existencia humana, pueden no ser fáciles de sobrellevar.
Siendo este un motivo suficiente, como para llegar a dudar del acompañamiento celestial o divino, considerando que hemos sido desprovistos de la Gracia y por ello, estamos desamparados de forma absoluta.
Sin embargo, ello no es del todo cierto, lo primero que debes de comprender, es que fundado en tu libre albedrío, conferido por Dios, son tus decisiones las que marcan las consecuencias en tu vida y en la de los demás.
No obstante, ante cada una de las adversidades que puedan presentarse, no tienes por qué angustiarte, eso es lo que quiere el maligno, que te desalientes, pierdas el ánimo y cuestiones tu fe.
Por ello, en el Evangelio de Hoy, te anhelamos a continuar, a seguir adelante, a prosperar en la fe y a recordar siempre que Dios está de tu lado, esa fue su promesa, tal cual se reseña en Proverbios capítulo 16, versículo 3 “Pon en manos del Señor todas tus obras y tus proyectos se cumplirán”.
En efecto, vístete de confianza absoluta en el Señor y no temas en nada, recuerda que la fe debe ser plena, en la certeza de lo que no se ve y en la confianza de lo que se espera, por eso recuerda sus promesas, siempre sus promesas.
Por motivos de la pagina, no puedo extenderme.